Había pensado pasar el fin de semana en una casa rural de la que me han hablado muy bien pero, al final, me ha dado pereza coger el coche y he decidido quedarme en casa. Después de levantarme, tarde por supuesto, dedicaré un rato a actualizar el blog.

Hecho esto, se impone tomar el aperitivo: un recorrido por algunos bares de La Latina y terminar jugando alguna partida, nada de dardos o de mus, de ajedrez, para mantener la mente en forma.

Pero aunque dicen que el ajedrez es un buen ejercicio mental, a mí me da sueño; por lo que no me queda otra que volver a casa a echarme una buena siesta. Después, y antes de volver a salir, para ir recuperando el tono, lo mejor jugar alguna partida con la consola.

Con tanto juego, se hace tarde y caigo en la cuenta de que aun no he comido nada. Lo mejor y más rápido, una hamburguesa.

Con el estómago lleno, es el momento de juntarse con los amigos para iniciar el periplo nocturno. Mas o menos es lo de siempre, charlas intrascendentes entre cervezas y risas.


Así va pasando la noche hasta que el cuerpo aguante o surja alguna otra cosa mejor.
