España queda perfectamente definida en la fábula de la carrera de canoas.

Dos empresas, una española y la otra japonesa, se retan a una carrera anual de canoas cuyos equipos respectivos estarían formados por 8 hombres.
Tras duras semanas de entrenamiento, los japoneses ganaron la carrera por un kilómetro de ventaja.
El Director General de la empresa española decidió que ganarían al año siguiente y creó un grupo de trabajo para analizar el problema.
Después de varios estudios, el grupo descubrió que los japoneses tenían siete remeros y un capitán. Y los españoles, siete capitanes y un remero.
A raíz de eso, el Director General tuvo la brillante idea de contratar a una empresa para analizar la estructura del equipo. Tras largos meses de trabajo, los especialistas llegaron a la conclusión de que el equipo tenía capitanes de más y remeros de menos. Había que cambiar la estructura del equipo.
El equipo estaría ahora compuesto por cuatro capitanes, dos supervisores, un jefe de supervisores y un remero. Se le daría especial atención al remero. Tendría que ser el más cualificado, motivado y consciente de sus responsabilidades.
Al año siguiente los japoneses ganaron por dos kilómetros de ventaja. Se despidió al remero por su mal desempeño.
A los demás componentes del equipo se les otorgó un suculento premio en metálico durante una multitudinaria cena homenaje, por la gran motivación que intentaron infundir en el equipo.
El Director General preparó un informe de la situación, donde quedó demostrado que: la táctica fue la adecuada. La motivación era buena. Sin embargo, el material debería ser mejorado. Hay que cambiar la canoa.