Sobre corrupción

En el interesante aunque denso libro Cisnes Salvajes, se narran la historia de tres generaciones de mujeres chinas y la época histórica que a cada una le tocó vivir: La China Imperial, la China de Mao y la China actual.

Recién llegados los comunistas al poder, la corrupción estaba institucionalizada. Mao y el Partido Comunista tomaron las medidas que en un pasaje del libro se relatan y a continuación transcribo:

Cisnes Salvajes

Poco después de subir al poder, los comunistas hubieron de enfrentarse a una crisis. Habían logrado obtener el apoyo de millones de personas a base de prometer limpieza en su gobierno, pero algunos funcionarios habían comenzado a aceptar sobornos o a conceder privilegios a sus familias y amigos. Otros celebraban extravagantes banquetes, lo que en China constituye no sólo una de las aficiones tradicionales —casi un vicio— sino también un modo de entretener y alardear simultáneamente.

Todo ello, claro está, a cuenta y en nombre del Estado en un momento en el que el Gobierno se encontraba extremadamente escaso de dinero, ya que intentaba reconstruir su destrozada economía y al mismo tiempo librar en Corea una guerra que estaba devorando aproximadamente el cincuenta por ciento de su presupuesto. Algunos funcionarios comenzaron a malversar a gran escala. El régimen empezó a inquietarse: sentía que se estaban erosionando tanto los sentimientos de buena voluntad que lo habían arrastrado al poder como la disciplina y dedicación que habían asegurado su éxito.

A finales de 1951, decidió lanzar un movimiento contra la corrupción, el derroche y la burocracia. Se denominó Campaña de los Tres Anti. El Gobierno ejecutó a algunos oficiales corruptos, encarceló a otros varios y despidió a muchos más. Incluso algunos veteranos del Ejército comunista que se habían visto implicados en malversaciones y desfalcos a gran escala fueron ejecutados como ejemplo.

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Adiós, Princesa. El aborto de Letizia

David Rocasolano ha publicado Adiós, Princesa (Editorial FOCA). Una venganza contra su prima y otrora íntima amiga, la experiodista Letizia Ortiz, actual princesa de Asturias por mor de su matrimonio con el príncipe Felipe. A ella y a la familia en la que se ha integrado culpa el autor de la desintegración de la suya.

Si en un país poco aficionado a la lectura, se añaden las presiones de la Casa Real para evitar la publicación del libro, la negativa de los grandes medios de comunicación a darle publicidad y el boicot de las grandes cadenas de distribución, Adiós, Princesa, llegará a un público reducido. Y es una lástima, porque merece la pena leerlo.

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David Rocasolano, abogado, primo, amigo y asesor legal de Letizia hasta hace pocos años, nos descubre la evolución de ésta desde sus años de estudiante de periodismo hasta la princesa que hoy es. Y no sale bien parada. Ni los Borbones, especialmente el rey. Ni la prensa.

El primer y último capítulo del libro son sendas bombas contra la princesa. En primer lugar, el autor nos descubre que Letizia abortó voluntariamente en una conocida clínica madrileña al quedarse embarazada de su entonces pareja y compañero de cadena televisiva, sin que éste se enterara, ni del embarazo ni de la interrupción del mismo. Un año antes de casarse, Felipe y Letizia encargan al propio David Rocasolano que elimine toda prueba y rastro de esa intervención. De conocerse el aborto de Letizia, la boda nunca se habría celebrado. La oposición desde un principio de los reyes al enlace, salvada por la amenaza de renuncia del príncipe a sus derechos sucesorios, hubiera sido insalvable.

Por otro lado, estaría la Iglesia. Nunca podría haber casado a una abortista, antes al contrario, debería haberla excomulgado. Motivo por el cual el matrimonio de cuento de hadas podría o debería ser declarado nulo.

El último capítulo del  libro se refiere al suicidio de Érika, hermana de la princesa. Da a conoccer la desgarradora escena vivida en el interior de la iglesia en la que se celebraba la misa de cuerpo presente antes del entierro, protagonizada por Antonio Vigo, expareja de la fallecida y padre de su hija, cuando dirigiéndose al rey grita: ¡Vosotros! ¡Vosotros tenéis la culpa! ¡Tú tienes la culpa, hijo de puta! ¡Vosotros la habéis matado! Momentos después, a la salida, Letizia se arrollidó ante el rey.

Después, Letizia pretendió ilegítimamente la custodia de la hija de Érica, legal y legítimamente en manos de su padre.

Entre medias, la transformación experimentada por una joven republicana y agnóstica a la que besó un príncipe y la convirtió en princesa.

Delicioso suicidio en grupo

Delicioso suicidio en grupo es el título de la excelente y recomendable novela del finlandés Arto Paasilinna.

Miles de finlandeses se suicidan cada año, y la razón nos la da el autor al principio del libro: «El enemigo más poderoso de los finlandeses es la oscuridad, la apatía sin fin. La melancolía flota sobre el desgraciado pueblo y durante miles de años lo ha mantenido bajo su yugo con tal fuerza, que el alma de éste ha terminado por volverse tenebrosa y grave. Tal es el peso de la congoja, que muchos finlandeses ven la muerte como única salida a su angustia.»

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En esta premisa se basa el argumento de la obra: dos suicidas, un empresario arruinado y un coronel viudo y retirado, coinciden en el mismo lugar para quitarse la vida. Tras este intento frustado, entablan amistad y deciden fundar una asociación de suicidas. Entre cientos de aspirantes, reclutan a una trintena y a bordo de un autobús de lujo, recorren Europa en busca del mejor lugar en el que llevar a cabo un suicidio en grupo.

Escrita en 1990, la novela es amena de leer, original en su planteamiento y divertida en su desarrollo. Me ha llamado mucho la atención la radiografía que de Finlandia hace el autor, muy alejada de la percepción que, desde la distancia y el desconocimiento, muchos tenemos. Más parece la descripción de España que del país nórdico.


Cita del libro:

Llegaron a la conclusión de que la sociedad finlandesa era fría y dura como el acero y sus miembros eran envidiosos y crueles los unos con los otros. El afán de lucro era la norma y todos trataban de atesorar dinero desesperadamente. Los finlandeses tenían muy mala leche y eran siniestros. Si se reían, era para regocijarse de los males ajenos. El país rebosaba de traidores, fulleros, mentirosos. Los ricos oprimían a los pobres, cobrándoles alquileres exorbitantes y extorsionándolos para hacerles pagar intereses altísimos. Los menos favorecidos, por su parte, se comportaban como vándalos escandalosos, y no se preocupaban de educar a sus hijos: eran la plaga del país, que se dedicaban a pintarrajear casas, cosas, trenes y coches. Rompían los cristales de las ventanas, vomitaban en los ascensores e incluso hacían sus necesidades en ellos. Los burócratas, mientras tanto, competían entre sí por ver cuál de ellos inventaba un nuevo formulario con el que humillar a los ciudadanos haciéndolos correr de una ventanilla a otra. Comerciantes y mayoristas se dedicaban a desplumar a la clientela y a arrancarles de los bolsillos hasta el último céntimo. Los especuladores inmobiliarios hacían las casas más caras del mundo… [continúa]

Madres que soportaron un terremoto

El relato que a continuación se expone es un suceso real sacado del libro Nacer mujer en China, de Xinran Xue (cuya traducción es «con mucho gusto»), de muy recomendable lectura.

mujer en ChinaLa autora, presentadora de un programa radiofónico en 1989, recibe una carta denunciando el hecho acaecido en una aldea, según el cual un anciano ha secuestrado a una niña obligándola a casarse con él y, ante el miedo a que escape, la mantiene encadenada. Esta es sólo una de las cientos de historias y testimonios que recibe en la emisora dando cuenta de la desconocida y cruda realidad de las mujeres en China.

El libro nace de una selección de esos testimonios. Testimonios según los cuales no sólo conoceremos el lugar y el papel que la mujer ocupa y desempeña, sino que, sútilmente, sabremos algo más sobre la China de Mao y la China comunista/capitalista actual.

En el capítulo 5 que da título a este post, madres que soportaron un terremoto, la periodista se desplaza a la ciudad industrial de Tangshan, que había sido reconstruida tras su total destrucción durante el colosal terremoto del 28 de julio de 1976, en el que perdieron la vida trescientas mil personas. Se entera de la existencia de un orfanato cercano fundado y dirigido por madres que habían perdido a sus hijos durante el terremoto. Me contaron que lo financiaban con el dinero de la indemnización que habían recibido. Era un orfanato sin funcionarios, algunos lo llamaban «una familia sin hombres». Allí vivían unas cuantas madres dedicadas en cuerpo y alma del cuidado de varias docenas de niños.

La doctrina del shock: capitalismo del desastre

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Guerras, terrorismo, golpes de estado, crisis, todo responde a un elaborado plan de ingeniería social y económica –capitalismo del desastre– para  implantar un régimen de libre mercado extremo cuyo fin es desmantelar y saquear al Estado y apropiarse de los recursos naturales por parte de una élite muy minoritaria que acumula la riqueza y ejerce el verdadero poder en la sombra.

Así lo sostiene la periodista canadiense Naomi Klein (Montreal, 1970) en su libro «la doctrina del Shock» publicado en el 2008. En él se respalda con un abundante material histórico la enorme cantidad de pueblos que en momentos de extrema fragilidad fueron azotados por una vuelta de tuerca hacia el libre mercado o bien, a una profundización de él.

La “Doctrina del Shock”, en términos generales, quiere significar que tanto los individuos como las sociedades ante situaciones de gran impacto, como son los desastres naturales o los golpes militares, se sumergen en un estado de gran vulnerabilidad y debilitamiento de su voluntad, volviéndose muy proclives a la voluntad de quien o quienes se levanten con mayor fuerza y decisión señalándoles un camino. Es precisamente en estos momentos en que el libre mercado penetra, comandado organizadamente por el autoritarismo político y militar. Las crisis provocadas –económicas, sociales o políticas—  y las catástrofes ambientales son usadas para introducir unas reformas neoliberales que han llevado a la demolición del Estado de Bienestar.

La «terapia de shock» se nutre  de estrategias de marketing, propaganda y falsificación de datos, tratando de demostrar que el mercado libre es la única vía para escapar de la decadencia económica y de la pobreza masiva, lo que en la práctica se demuestra de una absoluta falsedad.

La estrategia se basa en, primero, crear el pánico, para luego presionar a para que se adopten «terapias» económicas neoliberales. El Banco Mundial y el FMI se convierten entonces en instituciones supranacionales adaptadas al objetivo de limitar la soberanía popular y privar a los gobiernos nacionales de cualquier autonomía. Los programas económicos son, pues, confeccionados en Washington, pero su aplicación in situ viene garantizada por personal político «fiel a la causa».

10571La historia de los países está llena de guerras autoinducidas, catástrofes naturales convertidas en oportunidades, autoatentados, etc. Todas ellas con el objetivo, directo o indirecto, de reactivar ciertos sectores productivos como la industria armamentista, el sector construcción, automovilístico, en fin, la economía en general. Surge así el «estado corporativista», en donde una restringida elite pasa de una empresa a cargos públicos sin el menor respeto a las normas liberales contra el conflicto de intereses. El «capitalismo de los desastres» no puede sino seguir renovando la inseguridad social. La «guerra al terror» (11-S) se convierte así en la retórica tras la que ocultar la venta de la defensa nacional a las empresas privadas y el pleno control del petróleo (Afganistán, Irak).

El fantástico documental «la doctrina del Shock« está basado en el libro de Naomi Klein.

Narra cómo los discípulos del ultra neoliberal Milton Friedman de la Escuela de Chicago, los «Chicago boys», contrarios a ultranza de las políticas Keynesianas,  inspirándose en la práctica psiquiátrica de los electroshock que anulan al sujeto, lo trasladan al contexto socio económico. El primer país que sirvió de laboratorio fue Chile con el golpe de Estado de Pinochet y después Argentina con Videla y después…

Cualquier parecido con lo narrado y lo que está pasando en España no es pura coincidencia. La doctrina del shock en nuestro país se resume en el ¡qué se jodan! expresado por Andrea Fabra en el Parlamento.

1984 vs 2012

1984, magnífica novela de George Orwell que escribió en 1948 y publicó en 1949, pocos meses antes de su fallecimiento. Una obra de política-ficción que el tiempo ha demostrado que de de ficción tiene poco.

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1984 presenta un mundo dividido en tres superpotencias dictatoriales y en permanente guerra, desarrollándose la acción en una de ellas, Oceanía, una sociedad totalitaria y axfisiante gobernada por el Partido Único cuyo líder, el Gran Hermano, vigila permanentemente la vida pública y privada de los ciudadanos.

La sociedad está estructurada en tres estamentos: los reducidos miembros del Consejo dirigente del Partido; los externos, burócratas (funcionarios) al servicio del Partido y del estado que deben obediencia, fidelidad y compromiso ciego a las directrices del poder. Deben ser y comportarse como fanáticos a pesar de carecer de derechos y de libertad de pensamiento, siendo vigilados permanentemente y estando sometidos a técnicas de manipulación y lavado de cerebro. Por último, el estamento más numeroso (el 85% de la población) y marginado: los plebeyos o «proles», ciudadanos igualados en derechos a los animales que subsisten en condiciones infrahumanas, a los que se entretiene para que estén contentos y obedezcan ciegamente; se les considera incapaces de rebelarse porque, a pesar de ser los únicos que tienen libertad de pensamiento, carecen de intelecto.

La Oceanía de 1984 y la España (Europa y América) de 2012 peligrosamente se parecen demasiado. A continuación un fragmento de la novela que da una pista del por qué de esta crisis:

…Pero también resultó claro que un aumento de bienestar tan extraordinario amenazaba con la destrucción era ya, en sí mismo, la destrucción de una sociedad jerárquica. En un mundo en que todos trabajaran pocas horas, tuvieran bastante que comer, vivieran en casas cómodas e higiénicas, con cuarto de baño, calefacción y refrigeración, y poseyera cada uno un auto o quizás un aeroplano, habría desaparecido la forma más obvia e hiriente de desigualdad. Si la riqueza llegaba a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda, era posible imaginarse una sociedad en que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras que el poder siguiera en manos de una minoría, de una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y del ocio, la gran masa de seres humanos, a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosas y empezarían a pensar por sí mismos; y si empezaran a reflexionar, se darían cuenta más pronto o más tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse a los demás y acabarían barriéndoles. A la larga, una sociedad jerárquica sólo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia. Regresar al pasado agrícola como querían algunos pensadores de principios de este siglo no era una solución práctica, puesto que estaría en contra de la tendencia a la mecanización, que se había hecho casi instintiva en el mundo entero, y, además, cualquier país que permaneciera atrasado industrialmente sería inútil en un sentido militar y caería antes o después bajo el dominio de un enemigo bien armado…

One Rat Short. Cortometraje de animación

One Rat Short es un cortometraje de animación escrito y dirigido por Alex Weir.

Una rata llega a un laboratorio de investigación, plagado de ratas de laboratorio para experimentar y, con una de ellas, surge el amor.

Me recuerda, sin que el argumento tenga nada que ver, a un magnífico libro que leí hace tiempo, La Rata, escrito por el polaco Andrzej Zaniewski. Narra magistralmente la historia de una rata contada por ella misma. Además de una alegoría, es un sensacional relato que, en ocasiones, estremece. Lectura muy recomendable.

La Rata